Expedición Aguas Turbias lo hace de nuevo y esta vez en el día del agua junto a otras organizaciones. Una vez más exigen por un río libre de contaminación.
La organización apunta a visibilizar el desastre ambiental que provoca hace más de 20 años la planta depuradora de aguas residuales EDAR de Bajo Grande, que arroja alrededor de 10000
metros cúbicos de líquidos cloacales sin tratamiento por hora.
Chacra de la Merced era parte del cinturón verde de Córdoba Capital, donde se encontraban chacras, quintas, verduras, frutas, hortalizas y un río paradisíaco que se usaba para riego de ellas y también para vacacionar. Pero esto duró hasta la instalación de la planta depuradora de líquidos cloacales, la que no funciona óptimamente, la vida en Chacra de la Merced cambió de manera rotunda ya que prohibieron el consumo de verduras y hortalizas provenientes del lugar, lo que imposibilita mantener las quintas y fue así que las frutas y verduras se transformaron en
piedras y arena, los canales en cloacas y las quintas en canteras.
Aquel cinturón verde se convirtió lentamente en el patio trasero de la ciudad. Además, hay otras
industrias contaminantes en el sector, entre ellas una curtiembre, SanCor, Coca Cola que también arrojan sus efluentes al río sin ningún tipo de tratamiento, solo algunos fueron clausurados.
Al pasar el tiempo las canteras comenzaron a tapar con basura sus destapes que formaron lagunas y pozos. Por lo tanto, el barrio pasó a ser un basural gigante que no solo impide trabajar sino también los enferma. Razón por la cual empezaron a organizarse.
Se contactaron con la Fundación CEDAS, con la que recurrieron al juicio. Este fue ganado por parte de los habitantes y el juez declara a la provincia y a la municipalidad como responsables
para resolver la problemática. Pasaron muchísimos años y jamás se hicieron responsables. La mayor luchadora falleció el año pasado, Maria Ester Weht pero dejó su legado y enseñanza a
mucha gente: luchar por su comunidad. Es por esto que nace Expedición Aguas Turbias. En
homenaje a ella decidieron recorrer el río en balsas caseras:
“La intención es documentar el estado actual del río por un lado, y por el otro conocerlo. A partir
del vertido de líquidos cloacales, el río dejó de ser parte de nuestra comunidad; forma parte del
paisaje pero no de nuestra vida cotidiana. Nos gustaría que fuera diferente, el río es de todos.”
Este año la balseada vuelve a realizarse, pero esta vez vuelven más fuertes y organizados con diferentes organizaciones ambientales que luchan por lo mismo. Por un río limpio, sano y con vida.