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    Bulzani, un «héroe olvidado» está en Monte Cristo

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    Fue uno de los impulsores de El grito de Alcorta. Descansa en el cementerio de Monte Cristo. Hoy le rendirán tributo.

    Francisco Bulzani, uno de los impulsores de El grito de Alcorta y de la creación de la Federación Agraria Argentina eligió a Monte Cristo, Córdoba, para refugiar a su familia de los sicarios que lo buscaron por todo el país.

    Tributo y monumento. Han pasado cien años de aquella gran huelga que cambió la hiostoria del campo argentino para siempre. Bulzani es considerado un «héroe olvidado», por lo que la Municipalidad de Monte Cristo decidió rendirle tributo a quien descansa en un panteón del cementerio San Luis de nuestra ciudad del Gran Córdoba. Se construyó un monumento, cerca del centro, camino al cementerio, que simboliza El grito de Alcorta.

    El homenaje también recae en María Ribotti, su esposa, conocida como “La  María de Alcorta”.

    Historia. El grito de Alcorta es uno de los grandes movimientos sociales que cambió la Argentina en los albores del siglo XX. El pasado 25 de junio se cumplieron 100 años de esa rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios rurales que sacudió el sur de Santa Fe y se extendió por toda la región pampeana.

    Bulzani, los tres hermanos Netri (un abogado y dos curas), Carlos Treviño (de Firmat, fundador de la Liga Agraria) y Angel Bujarrabal, un comerciante de ramos generales que prestó el sótano de su almacén para las primeras reuniones fueron los iniciadores del gran movimiento.

    La revuelta. Encolumnados tras el inmigrante genovés «cabeza dura» de Bulzani, comenzaron una revuelta que terminó en un paro agropecuario de un año de duración y que abarcó a todas las provincias productivas de la pampa húmeda.

    Bulzani era el presidente del “Comité de huelga” y Netri redactó los contratos y negoció con los grandes empresarios las nuevas condiciones, recuerda en un comunicado del municipio de Monte Cristo. La vida de ese grupo de amigos se convirtió en un infierno.

    Tres de ellos fueron asesinados. Los otros lograron escapar. Bulzani se convirtió en el gran protector.

    La familia Eberhardt, descendiente de inmigrantes suizos alemanes, se había radicado poco tiempo atrás en la zona rural de Monte Cristo y tenía un campo ubicado a unos siete kilómetros al este de la localidad, sobre el camino a San Francisco (hoy ruta 19).

    En el lugar vivían los hermanos Adolfo, Antonio y Alberto Eberhardt, Don Adolfo Eberhardt le prestó una de las viviendas a Bulzani que tenía en el campo para que se sintiera más seguro por unos meses. Se quedó veinte años, su familia creció  y se multiplicó.

    Para ocultarse y proteger a sus hijos, dejó a su mujer y se fue, solo, a barrio Yofre. Varios de sus hijos llevan el apellido de soltera de María Ribotti, con quien no había contraído nupcias nunca. Tiempo antes de morir, don Adolfo Eberhardt llevó un sacerdote a la casa de Francisco y se casaron.

    Francisco se convirtió en peón rural. Era un miembro más de la comunidad, que nunca supo de la enorme lucha que había protagonizado años atrás.

    Su último deseo fue ser sepultado en Monte Cristo. Murió en Córdoba el 4 de junio de 1948. Sus restos descansan en el cementerio San Luis de la ciudad, en un panteón de otra familia que decidió cederle ese espacio como un homenaje al «héroe olvidado».

    Fuente: La Voz

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