El caso del pequeño niño con autismo se dio a conocer hace unos días. Padres y familias dolidas e indignadas. En la misma institución sufrió de abuso una niña con capacidades especiales.
El lunes, el papá del niño, quien solo tiene 11 años, víctima decidió encadenarse en el colegio junto con un cartel que reclama justicia. En su apoyo, otras familias decidieron impedir el ingreso al establecimiento a directivos y docentes. Piden las renuncias de todo el personal directivo del Colegio Sánchez de Candelari.
Tras volver del colegio y sentarse a merendar el pequeño habló. Dijo que lo habían atado de de pies y manos en el baño del colegio, sumergieron su cabeza en uno de los inodoros, lo ahorcaron en un momento, fue golpeado y torturado. Sin darse por satisfechos los agresores, le bajaron el pantalón y lo comenzaron a manosear por todos lados.
Los jóvenes atacantes habían planeado todos los hechos, ya que contaban con cinta para atarlo y un instrumento punzante para cortar la cinta luego de haber terminado.
«Quiero tener justicia para mi hijo y cuidado para todos los demás niños», dijo el padre del nene. Con tristeza comentaba a los medios que su hijo al ser autista les costó siete años de tratamientos para que pueda socializar y poder adaptarse de la forma mas sana posible. Hubieron anteriormente varias reuniones con los directivos y personal del colegio, jamás se hicieron cargo. Incluso, su misma docente se burlaba de él por no poder hablar de una manera fluida. No alcanzaron las 17 actas firmadas, ni las tantas reuniones, para evitar la situación.
«Nos mataron en vida» padre del niño.
Desde el Ministerio de Educación de la provincia dijeron a este medio que se ha iniciado una investigación. «Generamos una investigación que puede derivar en un expediente mas de corte administrativo», dijo Stella Maris Adrover, directora general de Educación Primaria del ministerio.
En cuanto a la pequeña con capacidades especiales, estas fueron las palabras de su mamá:
«La maestra integradora de mi hija, escribió una nota con lo que había visto. A su vez, mi hija tiene otro compañero que también tiene capacidades diferentes. Entre todo esto, la maestra integradora se percata de que a mi hija la estaban tocando. Porque no fue esa vez, no fue la única vez que la tocaron. Su compañero se metió por debajo del banco, le había bajado los pantalones, imagino que también su bombacha y le estaba tocando sus partes intimas con su manita.»
En el transcurso de estos hechos, la directora del colegio habría demorado una semana para comunicarse con la familia por teléfono. Mientras tanto a la madre le hicieron firmar un acta y a la maestra integradora no le permitieron el acceso para dar su testimonio detallado de los hechos ocurridos.
«Una semana se demoro la directora para poder llamarme, yo quede en shock con toda la situación y mi hija no paraba de decirme que la seño era mala» madre de la niña.
