Uniendo Huellas surge hace doce años, con Valeria Mosquer, por la gran cantidad de perros en la calle y nadie se hacía cargo. Pide permiso a la municipalidad si podía formar un grupo, la municipalidad dijo que sí, siempre y cuando sea voluntario. Allí comenzó todo.
Empezaron siendo 2 y así se fueron sumando. Siempre con la idea de ayudar, de colaborar, nunca fue una idea formar una perrera. La función es rescatarlos, sobre todo a las hembras para poder castrarlas y darlas en adopción pero que vuelvan a las calles. Tampoco es sano ni física ni psicológicamente estar en las condiciones que están.
Andrea de Nunzio, una de las integrantes y de las primeras en estar en el grupo:
«Algo que las personas no comprenden, es que no es refugio. Las personas tienen que empezar a tomar conciencia que no es un refugio. A la vez piensan que trabajan para la municipalidad y no es así. Las personas piensan que tenemos obligación 24/7, piensan que incluso es una peluquería canina y hasta veterinarios.«
Claudia Itatí Álvarez, tambien fue una de las primeras en integrar el grupo:
«Es en gran parte responsabilidad de las personas y de los dueños. Han tenido casos de castrar perras en celo, sin identificación y los dueños luego se enojan. Uniendo Huellas no es una institución privada, las personas últimamente no han estado respetando a los seres humanos que están de forma voluntaria detrás de un teléfono. La gente avisa, pero no colabora, delegan. El grupo está desbordado, si bien es un grupo, siempre hay un par que trabajan un poco más. Incluso han ido a la casas de las chicas con perritos encontrados a las 22:30 de la noche. Entre muchas otras situaciones más.»
Creen que Uniendo Huellas tiene todos los recursos, tienen veterinarios, lugares infinitos para tener a los animales y no es así. Son solo personas de buen corazón, voluntarios, con las mejores intenciones y solo abusan de eso.
Claudia Itatí Álvarez:
«Uniendo Huellas cuenta con un fondo otorgado por la municipalidad para el veterinario, castraciones y demás curaciones que son aproximadamente 30 mil pesos y 5 mil pesos para balanceado, lo demás sale del bolsillo de los voluntarios. El veterinario siempre castra un poco más, de buena onda podríamos decir, cada castración está entre 6 mil y 7 mil pesos. Sin contar las cirugías que ha hecho sin cargo o a un muy bajo costo.«
Se malinterpreto cual es la verdadera función de Uniendo Huellas.
Actualmente se está realizando una rifa para poder saldar una deuda de casi 7 mil pesos y para poder comprar balanceado para los perros. Muchas veces ha pasado que va gente particular a nuestro nombre, con su perro y usa nuestra cuenta, entonces han tenido que solventar gastos que no les corresponden. Se van a largar números, que se pueden conseguir contactando a través de los contactos se encuentran en las redes sociales de Uniendo Huellas.
Claudia Itatí Álvarez:
«Muchos negocios, familias, que siempre han estado y colaborando con el grupo, se agradece mucho. Almacor ayuda todos los meses con comida, Blangino donaba dos bolsas en su momento. Pero más allá de eso, buscan gente que ayude con los animales provisorios, ya que no cuentan con un espacio apto para muchos animales. No son más de 10 o 15 días que los resguarden. Mucha gente pide ayuda, pero no ayuda».
Andrea de Nunzio:
«Las personas que participan son: Cristina Vanela (quien tiene de provisorio más de diez perros) junto a su esposo Fernando, Andrea, Itatí, Caro, Ingrid, Sabrina, Juli, Luciana, Pierina y la última en sumarse Emilce. No son muchas y se hace lo que se puede en los tiempos que cada una puede. Tampoco corresponde salir corriendo cuando sucede algo, todas tienen otras obligaciones. Van todas una vez al día, cada una tiene su día y van rotando. Ahora se busca organizar una castración masiva por medio de la municipalidad. Hace dos años atrás con Fernando Gazzoni ya estaba todo listo para realizarla, faltaban veterinarios, tenían los perros, el lugar pero vino la pandemia y ahí fue imposible. Lo que se ha logrado es arreglar el espacio PROVISORIO para los perros, pero no es un lugar donde puedan estar mucho tiempo.«
Es fundamental la tenencia responsable de mascotas, si tienen perros, dejenlos adentro, en patios y hogares propios. Por más que Monte Cristo sea “campo” es peligroso, rompen basura, pelean, corren riesgos las personas de la comunidad, etc.
En muchas ocasiones las ha ayudado la municipalidad aportando la camioneta, ya que se manejan en vehículos particulares.
Andrea de Nunzio:
«Se busca concientizar a las personas de que no son una perrera, no son una estética canina, no son veterinarios, ni clínica de turno. Además de la responsabilidad de los dueños con sus mascotas, que se hagan cargo de las anticonceptivas, de vacunas, de castraciones. Incluso las mismas chicas han sido amenazadas con que van a tirar los perros o los van a dejar sueltos, que adoptan cachorros y cuando son grandes no los quieren más, porque los hijos no juegan más, porque el patio les quedó chico o incluso porque han hecho piletas y ya no quieren más el perro.»
«La gente es irresponsable, hace unos años realizaron una vacunación contra la rabia y no iba la gente, fueron casa por casa, barrio por barrio, plazas y las personas no iban o no les interesaba. A eso sumarle que están tirando muchos perros de otras localidades, en las zonas rurales y en los cortaderos de ladrillos. Los malos tratos y exigencias que no corresponden, mucha desconsideración, falta de respeto y empatía.»
Uno de los últimos proyectos que se está poniendo en marcha por parte de este grupo es que se va a trabajar en una campaña de concientización de tenencia responsable en las instituciones escolares.

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