La celebración del “Día de los Enamorados”, resulta para muchos el marco indicado para sellar un amor que se espera, sea para toda la vida.
Al consultar en el registro civil, nos informaron que se llevaría a cabo la unión de una pareja en la mañana de este domingo 14 de febrero: la de Virginia Lezcano (32) y Eduardo Taborda (33), ambos oriundos de Monte Cristo.
Decidimos contactarnos con Eduardo, quien nos contó sobre su historia de amor con Virginia, y el porqué de decidieron casarse en este día tan especial.
Se conocieron en los primeros años del secundario del colegio IPEM Nº 30 “Eduardo Simón Nemirovsky”, y aunque iban a cursos diferentes, el amor los unió desde temprana edad. Virginia fue la encargada de contarle a sus amigos, que le gustaba ese chico “que andaba en esa llamativa moto de color azul, Puma 50cc” y ellos fueron quienes le dijeron a Eduardo sus primeros sentimientos. “En casi 20 años de novios, tuvimos nuestras discusiones y separaciones como toda pareja, pero siempre volvimos. Tenemos dos hijas, una nena siete y otra de nueve años” comenta Eduardo.
Además, nos contó una de las situaciones más dura que les tocó vivir como pareja: “Yo hace unos años tuve problema de adicción, durante mucho tiempo, con una gran lucha de por medio. Busqué ayuda y realicé tratamientos ambulatorios, sin resultados positivos” expresó. “En el año 2013, me ofrecen para internarme en un Centro de rehabilitación voluntario en Santa Rosa de Calamuchita, con un tratamiento de un año de duración. Accedí a la ayuda que me ofrecieron, me encontraba en una situación muy crítica, tanto en la salud como a nivel familiar, con discusiones, separaciones” confesó Eduardo.
Después de finalizar el año de tratamiento, él regresó a Monte Cristo, donde lo esperaba el amor de su futura esposa e hijas.
En Noviembre de 2015 pasado decidió regalarle, de sorpresa, los anillos de compromiso. “La llevé a cenar a un restaurante, donde previamente había invitado a familiares y amigos que se encontraban en un salón aledaño. En el medio de la cena, me dirigí al baño donde me esperaban unos amigos con el traje para cambiarme, tomar un ramo de flores y las alianzas” contó, emocionado. Ese mismo día decidieron que el momento más propicio para sellar este amor sería el 14 de febrero, día de San Valentín.
Desde entonces la vida de Virginia y Eduardo tomó un nuevo camino hacia la felicidad sellando, en el día de los enamorados, el inmenso amor que perduro más allá de las obstáculos que le puso la vida.