Se preparaban para el rally cuando uno del grupo avisó que no iba a poder asistir al tan esperado ritual cordobés porque tenía estudiar. Esto no fue un impedimento para que le grupo estuviera completo: tomaron una fotografía, hicieron una gigantografía y problema resuelto.
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Franco, Agustín, Gonzalo, Juan Manuel, Nacho, Nicolás y Marcelo son los protagonistas de esta historia que se destaca por lo insólito y divertido y gira sobre uno de los eventos más esperados a lo largo del año, el rally mundial que pasa por las sierras cordobesas. ¿Cómo comenzó todo? Se organizaban grupalmente para determinar quién llevaba la carpa, quién las mesas y sillas, el asado, el fernet, cuando uno de ellos, que ya había confirmado, comunicó la baja: “tengo que estudiar” habría dicho.
Ni lerdos ni perezosos y fiel a la tradición de que al rally “vamos todos o no va nadie” decidieron que el amigo iría igual. Pase lo que pase, cueste lo que cueste. Sabían de una historia similar y pusieron manos a la obra. “Como no podía ir, pensamos llevarlo a la fuerza. Sacamos una foto de Facebook, nos fuimos a Córdoba e hicimos la gigantografía. Queríamos que esté con nosotros” nos contó uno de los protagonistas de la historia. Y estuvo. No se perdió ni una sola de las veloces pasadas por Copina. Hay decenas de fotos que lo confirman: tomando un fernet, frente a la picada, socializando con otros espectadores, coqueteando con mujeres, dentro de la carpa, de copiloto. Eso sí, todas las fotografías muestran la misma sonrisa de felicidad: la que sólo te da asistir al rally mundial con tus amigos de toda la vida.