La flamante vicepresidente de CREA oriunda de Monte Cristo, destaca la necesidad de una producción más sustentable y ,además, habla sobre el rol de la mujer en el entorno agrícola.
Adriana, agrónoma y esposa de quien alguna vez fue su compañero de universidad, Juan Cruz Molina (exsecretario de Agricultura provincial y actual director del Centro Regional Córdoba del Inta) sostiene que nunca sintió discriminación en el mundo del agro.
Desde su infancia, junto a sus padres, tíos y hermanos, es parte de una empresa agrícola familiar que cultiva unas 800 hectáreas a 11 kilómetros de la localidad, camino a Capilla de los Remedios. También poseen otro establecimiento, con más de 400 hectáreas, en Villa de María de Río Seco.
Además de su gran trabajo de años en el campo, es asesora en la empresa Campo y Negocios y fue una de las fundadoras del grupo Crea Monte Cristo, desde donde fue creciendo en su rol dirigencial hasta ser la primera mujer en integrar la comisión ejecutiva de la entidad a nivel nacional.
Días atrás, mediante una entrevista con Agrovoz comentó lo siguiente:
¿Cuál es su visión sobre el pasado, presente y futuro del campo argentino?
-Los productores agropecuarios argentinos son muy buenos y siempre apoyan al país. Nunca bajan los brazos. Venimos de un año de fuerte sequía y siguen trabajando. Hay retenciones y siguen sembrando. A los productores los tiene que acompañar el clima. Y tener claras las expectativas para adelante. Con esas dos cosas, el productor se juega.
¿Hay alguna cuenta pendiente que sería óptimo abordar?
–Como dirigente, lo que me gustaría es que consensuemos una visión común de qué país queremos en lo que es producción agroindustrial. Qué marca país podemos generar; empezar a trabajar todos en un mismo norte para que Argentina, de una vez por todas, pueda salir adelante, insertarse en mercados nuevos y generar riquezas para todo el país.
¿En qué se puede basar esa marca país?
–Aprovechar que tenemos una nación tan grande, tan federal, con tantas economías regionales. La producción agropecuaria no es sólo maíz, soja y ganadería. Es mucho más amplia. Crea es un ejemplo: ya tiene 18 regiones más la Patagonia en desarrollo.
Un aspecto sobre el que se viene haciendo hincapié es la sustentabilidad.
–Sí. Desde la entidad hemos puesto el foco, a lo largo de los años, en la gestión económica y empresarial de las empresas. Ahora estamos apuntando también a la gestión ambiental, ya que los indicadores que estamos viendo, como niveles de materia orgánica o de nutrientes bajos, nos obligan a pensar en trabajar distinto. La rotación ya no alcanza por sí sola. Hay otras maneras de producir, que pueden tener resultados mucho más valiosos que lo que venimos haciendo, llámese cultivos de cobertura, uso de bioinsumos o incorporar agroecología.
¿Algún ejemplo?
–Con Campo y Negocios, en un establecimiento sembramos maíz sobre vicia y logramos, prácticamente sin aplicación de fitosanitarios, rindes que no tuvieron grandes diferencias con los lotes tratados de manera tradicional. Probamos trigo sarraceno y, como necesitaba polinización, instalamos 40 colmenas en una isleta de algarrobo situada al lado. Una mañana fui y la cantidad de abejas que estaban en el cultivo y el ruido que hacían, emocionaba. Lo mismo abrir la vicia y ver un montón de insectos benéficos. No es lo mismo ver un barbecho químico, en el que no hay nada, que un suelo verde, con bichos, un lote en el que convive todo un ecosistema sin problemas.
¿Cómo ve el rol de la mujer en el agro?
–Las mujeres nos tenemos que animar. A veces escucho muchas quejas, como “no me dan el lugar”. Pero en muchos casos es porque te tratan como uno más, no porque no te quieran dejar participar. A mí cuando me preguntan si sentí discriminación al trabajar, la verdad es que nunca. Si me tenía que subir al tractor, a controlar la sembradora o la cosechadora, o darle la carta de porte al camionero, lo hacía y nunca me discriminaron. Sólo hay que animarse a participar, los espacios están. En lo que sí debemos trabajar más, desde las empresas, es en brindar facilidades para aquellas personas que sufren la dualidad entre familia y trabajo, para que logren el equilibrio entre la casa y la oficina.
Fuente: Agrovoz