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domingo, marzo 16, 2025
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    El sueño de Fernando Farías se hizo realidad: de Monte Cristo al profesionalismo

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    Con esfuerzo, sacrificio y el apoyo incondicional de su familia, Fernando Farías cumplió su sueño de firmar con Defensa y Justicia. Ahora, va por más. 

    Desde las canchas de Club Crecer en Monte Cristo hasta el vestuario de un club de primera división, el camino de Fernando Farías estuvo marcado por sacrificio, pasión y una inquebrantable voluntad de triunfar. A sus 20 años, este joven futbolista acaba de firmar su primer contrato profesional con Defensa y Justicia, un paso clave en su carrera que significa la realización de un sueño que forjó desde la infancia.

    «Ni bien firmé llamé a mi mamá con lágrimas en los ojos»

    Con la voz cargada de emoción, Fernando recuerda el instante en que su sueño se hizo realidad: «Ni bien firmé llamé a mi mamá con lágrimas en los ojos diciéndole que lo logré». No fue un camino fácil. Desde sus inicios en el Club Crecer hasta su paso por las inferiores de Belgrano de Córdoba, siempre tuvo claro que el sacrificio era parte del viaje.

    El apoyo de su familia ha sido fundamental. «Mi mamá es mi pilar, pasamos muchas cosas juntos y siempre estuvo ahí. Ella y mis hermanos son mi fuerza y mis ganas de seguir adelante», confiesa. Para Fernando, este logro no es sólo suyo, sino de todos los que lo acompañaron en el camino.

    El impacto de su formación en el Club Crecer

    Fernando no solo destacaba por su talento, sino también por su dedicación desde muy joven. Así lo recuerda su entrenador de la infancia, Ángel Peralta: «Fernando siempre fue muy diferente al resto en cuanto a su responsabilidad con el entrenamiento. Llegaba primero y se iba último, siempre predispuesto para ayudar en lo que hiciera falta». Su doble perfil, al manejar con la misma naturalidad ambas piernas, le otorgaba una ventaja competitiva que lo hacía destacar. 

    Su evolución fue evidente después de los trece años, cuando fue convocado a la selección de la liga regional Colón. «Ahí pegó un salto de calidad. Su desarrollo físico también fue clave porque al principio era menudito, y le costaba imponerse en lo físico. Pero con esfuerzo, logró adaptarse y hacer la diferencia en la cancha», explica Peralta.

    Los desafíos no fueron solo deportivos. Fernando creció en un hogar humilde y tuvo que enfrentarse a dificultades desde temprana edad. «Se bajaba del colectivo y caminaba seis o siete kilómetros para ir a entrenar. No era fácil para un niño de diez u once años hacer esos sacrificios, pero él lo hacía sin dudar», relata su entrenador. «Su mamá, con mucho esfuerzo, hizo lo imposible para que pudiera seguir su camino en el fútbol».

    Peralta también destaca la madurez y compromiso de Fernando desde temprana edad. «Era un chico que siempre se cuidaba, entrenaba cuando otros descansaban, evitaba distracciones y se enfocaba en su sueño. Mientras otros chicos iban a fiestas o descansaban en vacaciones, Fernando prefería entrenar. Esa mentalidad lo llevó lejos», comenta. Además, recalca el orgullo del club por su crecimiento: «Nosotros recibimos felicitaciones de toda la comunidad, incluso del intendente. Es un orgullo para Monte Cristo y para todos los que formamos parte del Club Crecer».

    De Monte Cristo a Defensa y Justicia

    El salto a Defensa y Justicia llegó de la mano de la Academia Javier Mascherano, donde tuvo una prueba que cambió su destino. «Me dijeron que tenía que probarme una semana, fui, me fue bien y luego me llamaron para quedarme. No dudé en aceptar», relata. La adaptación no fue sencilla, pero encontró en sus compañeros un respaldo incondicional: «Desde el primer día me hicieron sentir parte del grupo, me recibieron con el mejor trato».

    A base de esfuerzo y perseverancia, Fernando se destacó hasta ganarse un lugar en el club. «Fue difícil, pero sabía que tenía que aprovechar cada oportunidad. Era mi último año y si no firmaba contrato, quedaba libre. Gracias a Dios, lo logré». Ahora, ya instalado en Buenos Aires, sigue recordando con nostalgia sus raíces: «Monte Cristo siempre será mi hogar, allí está mi familia, mis amigos, la gente que creyó en mí desde el principio».

    El sueño no termina aquí

    Con un primer gran objetivo cumplido, Fernando ya se enfoca en lo que viene: «Ahora quiero debutar en primera y ganarme un lugar en el plantel. Después, todo se irá dando de a poco, siempre con la voluntad de ir por más». Su compromiso con la mejora constante es inquebrantable. «En este nivel, cada día es un desafío. Hay que entrenar duro, aprender de los errores y nunca conformarse».

    Para los jóvenes que sueñan con el profesionalismo, tiene un mensaje claro: «Les diría que luchen por sus sueños, que no bajen los brazos. Hay una frase en el gimnasio del club que dice: ‘No puedes poner un límite a nada. Cuanto más sueñes, más lejos llegas’. Y es así, el esfuerzo tarde o temprano da frutos». Su historia es prueba de ello: un chico de Monte Cristo que, con dedicación y sacrificio, construye su propio camino en el fútbol profesional.

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